Todo era como un sueño, parecía demasiado bueno para ser real. El día que conocí a Richard, todo era tan perfecto. En sí, el día en general había sido bueno, buen clima. Esta mañana cuando me levanté las aves cantaban fuera de mi ventana, era raro. Toda la mañana me la pasé preguntando me si seguía soñando.
De camino al trabajo pasé por un café a una cafetería que me quedaba de camino. Ya en el mostrador pidiendo la bebida sentí como si alguien no me quitará los ojos de encima. No se si han sentido esa sensación como si sintieras cuando alguien te observa. Dejé de prestarle atención a eso, tal vez solo estaba siendo algo paranoico.
Aun tenía tiempo, así que mejor me tomé mi café ahí mismo. De pronto por fin note como un hombre alto y de tal vez unos 30 años me estaba viendo. No me quitaba los ojos de encima. En si me gustaba, ya saben eso del coqueteo, sentirte importante y a la vez también me inquietaba un poco. Supuse que sería buena idea jugar a su mismo juego, así que lo mire fijamente esperando que dejará de mirarme. Pero eso solo lo hizo peor, de pronto se levantó de su mesa y empezó a caminar hacia mi. Por mi cabeza solo cruzó un pensamiento, "Estoy Muerto".
Se sentó en la misma mesa que yo estaba.
-Hola, me llamo Richard.-Santo cielo su voz era tan cautivadora como si lo escucharas y de pronto el resto del mundo desapareciera. Te ponía totalmente a su merced.
-Hhmm...mm Hola, mi nombre es Julian.-¡Diablos! mis palabras no salían de mi boca como usualmente lo hacen.
-Dime Julian, ¿Qué hace un chico tan bello como tu tan solo?-Esbozó una sonrisa pícara y demasiado galante. Claramente yo ya estaba rojo como un tomate.
-heehhm Solo pasé por un café de camino al trabajo.-Que me pasaba, nunca me había puesto así ante nadie.
-Ya veo, y ¿En qué trabajas?
-Pues trabajo en el área de publicidad de una empresa. Haciendo marketing.
-Interesante, es un trabajo interesante. Tienes que ser alguien muy creativo si tienes un trabajo como ese.
-Claro que lo soy. Hasta he ganado varios premios por mis ideas. -Seguía nervioso pero ya no tanto, mire mi teléfono y me di cuenta que se me estaba haciendo tarde.-Mira la hora, se me hace tarde.
-¿Te parece si te invito otro café?
-No, así estoy bien.-Aun tenía un poco del que compré.
-Esta bien, ¿Un postre te parece bien?-Me seguía viendo a los ojos, como negarme ante una mirada como esa.
-Esta bien.-Simplemente sonrió triunfante. Era lindo en cierto sentido.
-¿Cuál postre quieres? Déjame adivinar, ¿un pastel de fresas?-Estaba sorprendido, ese es mi postre favorito. Simplemente asentí.
Se levantó de la mesa y fue por el, cuando regresó venía con dos porciones. Supuse que una para cada uno. Era un tipo bastante atento. Debo admitir que me estaba gustando esta atención. Incline la cabeza y reí para mis adentros, todo era tan idílico.
-Bien, traje dos porciones. Ya sabes, para acompañarte.
Estuvimos un buen rato hablando de las cosas que nos apasionaban, de nuestros pasatiempos, hasta llegamos a hablar sobre nuestras mascotas. Me dijo que tenía una preciosa gata persa.
-Mira esta es Gilian, ¿A que no es bella?-Me enseñó una foto.
-Si, es una gata muy preciosa.
Yo le enseñe la foto de mi gato Marcus. Era un gato de pelaje naranja. Un gato precioso.
También hablamos sobre cosas triviales. Hablamos por tanto tiempo que no me di cuenta de la hora. Cuando vi mi celular me di cuenta que ya era tarde. Así que me levante bruscamente de la mesa y simplemente le dije que ya era tarde. Solo le dije adiós. Ya estaba por salir de la cafetería cuando sentí que me tomó de la muñeca.
-Espera no te vayas así. Por lo menos dejame darte mi tarjeta. En ella esta mi número, me puedes llamar si así lo deseas.
Solo lo mire y tome su tarjeta, salí corriendo de la cafetería.
-¡Adiós!-Le grité ya un poco lejos.
-¡Llamame!-Me gritó
-¡Lo haré!
Aún tenía su tarjeta en mi mano. Estaba demasiado preocupado porque llegaría tarde y mi jefe me mataría si volvía a llegar tarde. Metí mi mano en el bolsillo de mi chaqueta para guardar la tarjeta, no me cercioré si de verdad la había guardado.
💚
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